La disonancia cognitiva es un fenómeno que se basa en poseer
dos ideas contrapuestas o incompatibles sobre un mismo aspecto.
Puede originar estados de tensión, incomodidad o malestar al
no ser capaces de armonizar lo que pensamos y lo que hacemos.
El término de disonancia fue acuñado por Leon Festinger en 1957 a través de la
publicación de su teoría de la disonancia cognitiva.
En el siguiente vídeo tienes una explicación de su teoría:
La disonancia cognitiva explica nuestra tendencia a la
autojustificación. La ansiedad o tensión que conlleva la posibilidad de que
hemos tomado una decisión equivocada o de que hemos hecho algo incorrecto, nos
puede llevar a inventar razones o justificaciones para apoyar nuestra decisión
o acto. No soportamos al mismo tiempo dos pensamientos contradictorios o
incompatibles, y justificamos dicha contradicción, aunque sea con ideas
absurdas.
La disonancia cognitiva solo se produce cuando los sujetos
tienen libertad de elección al realizar la conducta. Si nos obligan a hacer
algo en contra de nuestra voluntad, no se produce esta tensión.
Un ejemplo de cómo puede funcionar la disonancia cognitiva
lo tenemos en una persona que sabe que fumar tabaco es malo para la salud,
conoce que hacerlo puede acarrear problemas físicos en un futuro y, sin
embargo, continúa fumando varios cigarrillos cada día.
En este caso, existen inconsistencias y contradicciones
entre ciertos pensamientos de la persona que fuma y su conducta de fumar. Ante
un caso como este, lo más habitual es que la persona intente tratar con más o
menos suerte de racionalizar sus pensamientos contradictorios, con el objetivo
de evitar que la disonancia cognitiva le provoque malestar. De este modo, la
persona que continúa fumando a pesar de saber que hacerlo es perjudicial para
la salud, es probable que piense cosas como:
- Que le gusta mucho fumar y el
placer que le aporta el momento en que se enciende un cigarrillo tiene más
valor en su vida que el cuidado exhaustivo de su salud.
- Que las posibilidades de que el
tabaco le origine problemas de salud no son tan importantes.
- Que las personas no podemos
evitar todos los elementos que pueden ser peligrosos para la salud, por lo que
tampoco pasa nada si no lo hace con el tabaco.
- Que si dejara de fumar comería
más y peor, ganaría peso y le podría originar otros problemas de salud, por lo
que es tan perjudicial fumar como dejar de hacerlo.
Así pues, como vemos, estos cuatro pensamientos que puede
tener un fumador, son contradictorios con sus conocimientos sobre los
perjuicios del tabaco sobre la salud. Sin embargo, al mismo tiempo, estos
cuatro pensamientos consiguen convertirse en los más coherentes dentro de sus
ideas, por lo que el fumador se inclina por una de sus dos opciones (la de
fumar), otorgándole la validez necesaria para poder seguir fumando.
Justificar nuestra conducta a pesar de que vaya en contra de
lo que pensamos puede ser negativo cuando lo que se produce es un autoengaño.
Es importante saber gestionar bien la disonancia para que esta aparezca en la
medida que le corresponde, pero no nos aporte más efectos negativos de los que
debería.
Por ejemplo, en el caso de una persona que empieza un plan
de entrenamiento y no acude al gimnasio porque prefiere quedarse viendo la
televisión, es evidente que el hecho que eliminaría disonancia sería haber ido
al gimnasio. No obstante, si su decisión ya ha sido tomada no tendrá la opción
de ir, por lo que la única forma que tendrá de eliminar su disonancia será a
través de su cognición. Pensamientos como: “debería haber ido”, “no me lo estoy
tomando en serio” “nunca me pondré en forma” o “no tengo fuerza de voluntad”
mantendrán la disonancia cognitiva, pero a la vez, no ayudarán a aumentar la
motivación para ir al gimnasio. Así pues, es importante que estos pensamientos
no se eternicen, y puedan ser reemplazados por otros como: “por un día no pasa
nada”, “mañana recuperaré lo de hoy”, “el resto de la semana lo haré mejor”,
los cuales reducirán la tensión y el malestar. De este modo, lo que estamos
haciendo es quitar valor negativo a la opción seleccionada de no ir al gimnasio,
pero, al mismo tiempo, estamos manteniendo el objetivo final, de tal modo que
la opción de ir al gimnasio del próximo día no se vea perjudicada.
Y tú, ¿qué caso de disonancia cognitiva reconoces en tu vida?