¿Qué significa eso de
“procrastinacion”? ¿Es un síndrome nuevo? ¿Una nueva moda que se suma a las
otras tantas ya existentes?
Es una tendencia del
comportamiento humano que nos afecta a todos en mayor o menor medida, ¿o quién
de vosotros no ha ido aplazando una cita al dentista, ha pasado meses desde el
día en que te propusiste ordenar las facturas pendientes, o ha aplazado el
apuntarse al gimnasio años? Tranquilo, no eres el único!
La procrastinación consiste
en postergar las cosas que debemos hacer (cosas importantes) por cosas más
placenteras.
El ir aplazando las tareas
evitables tiene un coste elevado tanto en nuestra salud física como emocional.
Físicamente nuestro cuerpo se
resiente debido al estrés que generamos al ir postergando tareas. El estrés
puede afectar de varias maneras nuestro cuerpo y se ha relacionado con múltiples problemas salud como diabetes,
obesidad, problemas gástricos, etcétera.
Emocionalmente hacen acto de
presencia elevados grados de ansiedad y pánico ante la gran acumulación de
tareas, así como un estado de ánimo deprimido al ser conscientes de la necesidad
de terminar con esas tareas: sensación continua de “tener que”. La autoestima
también se verá afectada apareciendo la frustración por saber que no estamos
haciendo lo que deberíamos de estar haciendo y nos habíamos propuesto.
Si bien es cierto que hay infinitas razones más que nos llevan a
procrastinar, algunas de las principales son:
Necesidad de
una recompensa inmediata: El no hacerlo ahora no trae ninguna consecuencia
negativa presente aunque sí futura. Es
mucho más apetecible revisar la bandeja del correo electrónico que ponernos con
el trabajo fin de curso o hacer zapping
nos agrada más que el ponerse las zapatillas de deporte y salir a sudar.
Autoconfianza
y seguridad irreal de nuestra productividad futura: O bien sobreestimamos el
tiempo que nos queda para realizar la tarea o bien subestimamos el tiempo
necesario para llevarla a cabo.
Miedo a ser
imperfectos y al fracaso: Ante un desafío complejo el miedo nos paraliza
encontrando alivio en la realización de tareas triviales.
Falso
autoengaño, “bajo presión trabajo mejor”: No nos mintamos, no es que rindamos
mejor sino que no queda otra alternativa llegados a ese punto.
Convencimiento
de que existe un momento perfecto: Ese momento idóneo para realizar la tare
será después y no ahora.
Hoy en día existen muchas estrategias que pueden ayudarnos a terminar o a disminuir nuestra tendencia a procrastinar. Entre ellas:
1. Ponte plazos
Divide tu jornada en diferentes plazos, o como lo llaman los expertos,
cronogramas. Te ayudará saber qué tienes que hacer de 9 a 10:30, qué sigue
hasta las dos de la tarde y qué trabajo tienes que dejar hecho antes de
las 17:15. Cumplir con estas pequeñas expectativas te hará sentir eficaz,
productivo, capacitado.
2. Guárdate recompensas para
cuando hayas realizado tus tareas
Para cumplir tus propósitos ayuda
ubicar una contra prestación a corto plazo una vez satisfechos. Piensa, desde
bien temprano por la mañana, qué es lo que más placer te proporcionará al
llegar la noche. Si al final del día has resuelto todos los asuntos pendientes
permítete ese pequeño deseo implantado en tu ánimo desde por la mañana.
3. Piensa en refranes. Te harán
sentirte menos culpable (pero no seas tan irritante de decirlos en voz alta).
En nuestro país otra cosa no,
pero dar consejos se nos da muy bien. En tu memoria habitan mil y un refranes,
fruto de la tradición y ese deporte nacional nuestro de aconsejar al otro y ver
la paja en el ojo ajeno. Recurre a ellos, tirando de memoria, o si te falla
mete en tu próxima lista de regalos un pequeño refranero. En él encontrarás
calor e inspiración. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy / Más vale al
paso andar que correr y tropezar / A juventud ociosa, vejez trabajosa / El buen
cirujano opera temprano/. La lista es larga, casi interminable. Si tú solo no
puedes ayúdate de cientos de años de sabiduría popular, no eres el primero en
procrastinar.
4. Dale a cada palabra su
significado
El mal uso de la semántica es
perjudicial para la autoridad de cada uno. Cada palabra lleva la carga
suficiente de contenido como para respetarla y que nombrarla siga queriendo
decir lo que estrictamente, quiere decir. Vamos a los casos prácticos: si a
todas tus tareas le colocas la etiqueta de “urgente” y si cualquier trabajo lo
necesitas para “ayer”, ni “urgente” ni “ayer” hacen referencia a su
significado. De ese modo, las próximas actividades que te mande un profesor como “urgente” o el trabajo que tenía que haber sido entregado
“ayer” podrán esperar, dado que ni todo puede ser urgente y nada que
verdaderamente sea relevante se puede entregar ayer. Pon el adjetivo y el adverbio
que se merece cada plazo, cada proyecto y cada objetivo.
5. Haz el favor de esconder el
móvil
Este es el más complicado de
todos. Haz el favor de esconder el móvil en una caja de seguridad y cerciórate
de que no tienes el código que la abre. Solo así, de esa manera, serás capaz de
no ver cada vez que desbloqueas la pantalla números capicúa, extrañas
coincidencias y recolectar el feedback de cada una de las actualizaciones y
grupos de WhatsApp que llevas en danza. Solo alejando de ti al "demonio" podrás dejar
de procrastinar y darle a cada minuto y hora el valor que tienen.
QUERIDOS ALUMNOS Y ALUMNAS. BIENVENIDOS AL CURSO 2016-2017. ESPERO QUE EN JUNIO HAYÁIS APRENDIDO LOS RUDIMENTOS DE LA PSICOLOGÍA Y SUPERADO LA PROCRASTINACIÓN.